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Mes: mayo 2021

La dimensión estética y educativa del entorno

Posted on 19 mayo, 202114 junio, 2024 by Alina Varela

Esta temática hace referencia a “abrir la mente, la perspectiva a múltiples puntos de vista”; y es que ambiente no es sólo aquello que nos contiene, sino que es aquello que nos hace vivir como vivimos, sentir como sentimos y percibir como percibimos.

El ambiente es aquello con el que cualquier persona tiene una relación de vida.

Según Malaguzzi, la escuela debe ser un lugar amable, trabajador, que inventa, vivible y acogedor, documentable y comunicativo, un lugar de investigación, de aprendizaje, de puesta en común y reflexión donde estén en armonía niños, maestros y familias; esa siempre fue la meta.

Es una escuela que se renueva, que crece, que cambia siempre en una investigación constante y permanente.

La investigación representa una dimensión que es esencial en el ser humano y debe ser reconocida y valorada. Es un impulso al conocimiento, una dimensión desde la perspectiva de Reggio Emilia que ve el aprendizaje como una co-construcción, como un diálogo constante entre los procesos que se producen individualmente y en grupo en un ambiente con sus materiales, sus organizaciones, sus cualidades que darán lugar a una serie de conocimientos y saberes.

Diálogo entre pedagogía y arquitectura

Esta relación nace de la observación atenta y cotidiana de los niños y las niñas de la escuela.

En esta imagen se puede observar a un niño de 2 años en la entrada de la escuela al lado de una columna. Él realiza una interpretación acerca del diálogo entre la columna y el árbol que está allí.

Tanto la columna como el árbol son dos elementos familiares en la vida de los niños ya que se encuentran con ellos todos los días, los conocen con las manos, con la vista, con el olfato.

Aquí se observa a los niños construir su interpretación desde el lenguaje de la gráfica: en estos trabajos se logra ver todo el dinamismo, la altura y estabilidad que estos sujetos representan.

“Los árboles tienen hojas que van hacia el cielo, las columnas, no”. – dice Ricardo.

“El árbol está un poco duro, ¿ves esas hojas de ahí? Se han ido volando, se han ido al árbol, ¿quizás vuelan?” – dice Eleonora.

En esta breve historia se ve como los niños y las niñas pueden dar a conocer los elementos de su entorno, saben leerlos, interpretarlos, incluso construir sus propios relatos del mundo.

Visión arquitectónica

A finales de los años 70, se construyó esta planta arquitectónica que corresponde a una de las escuelas de Reggio Emilia con la intención de dar apoyo a estas relaciones y encuentros: una serie de características arquitectónicas muy concretas que permiten una circularidad y una transparencia, con una perspectiva pedagógica muy orientada.

Un ambiente relacional, distintas formas arquitectónicas que se han ido transformando en el tiempo poniendo en el centro lo que es la escucha e investigación con los niños.

Loris Malaguzzi habla de un derecho al ambiente, tanto de niños y niñas como de maestros como de familias, y a la vez plantea la pregunta “este derecho de la escuela, ¿hasta qué punto tiene reconocimiento dentro de la cultura pedagógica y dentro de la educación?”.

Él creía que este derecho al ambiente no iba a tener este reconocimiento hasta que la cultura pedagógica no entienda que la educación está hecha de interacciones complejas, muchas de las cuales se constatan sólo si el ambiente también participa de ellas.

“Que la escuela tenga derecho a su propio ambiente, a su propia arquitectura, a su propia conceptualización y finalización de espacios, formas y funciones”. – Malaguzzi

En esta imagen se ve cómo esas cualidades del ambiente, de la luminosidad, reflejan y dan valor a esta interrelación entre los gestos y los movimientos que puedan connotar y dar un mayor interés en lo que es el ambiente.

Significados silenciosos

El ambiente no es sólo aquello que muestra, aquello que se ve, sino aquello que permite, las relaciones a que da pie.

Las escuelas de Loris Malaguzzi fueron pensadas como una pequeña ciudad; una escuela resume y propone temas de la vida cotidiana: la relación con los padres, la separación de los padres, la relación con los demás, la comida, el sueño, las amistades, los afectos.

Una escuela como una ciudad, como un todo de relaciones, comunicaciones, organizaciones, un intercambio de posibilidades y oportunidades. Es una propuesta de ampliación, pero también de paradas, de pausas, de visiones.

“Pensamos que la escuela debe ser una especie de acuario donde se reflejan ideas, valores, actitudes de la gente que vive en su interior”. – Loris Malaguzzi 1984

El ambiente propone una narrativa, propone una propia escritura de posibilidades.

El ambiente habla de una cultura que pertenece a cada grupo de niños y adultos que habita en él a través de sus elaboraciones, sus modificaciones, sus propuestas. Una cultura que resulta fundamental para dar apoyo a los derechos de la infancia.

Es un derecho inalienable de los niños el poder estar en un entorno placentero, que permita compartir con los demás lo que hemos descubierto, lo que hemos investigado en un ambiente de escucha, de reciprocidad cotidiana.

“Las colectividades tienen necesidad de pensar a la vez en la identidad y la relación, por lo tanto, de simbolizar los elementos que constituyen la identidad compartida, la identidad particular de un determinado grupo de individuos respecto a otros, y la identidad individual”. Marc Auge

En Reggio Emilia, la plaza es un lugar de encuentro, un lugar de todos, un lugar de comunidades.

“En las escuelas de 0 a 3 años y de 3 a 6 años hay siempre un lugar al que llamamos plaza, un lugar central, un lugar público, un lugar que cumple la misma función que la plaza en la ciudad”. – Annalisa Rabotti, pedagoga

“La plaza es una de las partes de la escuela donde ves a personas, donde te encuentras con otros niños, con las cocineras, miles de personas distintas; yo las veo, pero no las conozco a todas”. – Ludovica, 4 años

La plaza representa en las escuelas ese corazón que late, ese lugar vital, ese dinamismo; es un lugar que se pone a disposición de que se unan, que se encuentren varios grupos de niños.

La plaza también acoge esas muestras documentativas, muestras gráficas que hablan y describen lo que es la identidad de la escuela y se la hacen suya. Un ambiente que narra quiénes somos, que deja muestras de identidad como representación simbólica para intentar promover este sentido de pertenencia donde niños y adultos pueden encontrarse y encontrar su historia.

“En nuestra plaza nacen nosotros”. – Cecilia, 3 años

Cada ambiente no ocupa una posición jerárquica, sino que cada uno tiene valor de por sí, los muebles, los materiales, los objetos dan un sentido del espacio, un sentido integral y completo.

El comedor es un lugar que evoluciona y cambia dentro del mismo día: hay mesas diferentes, sillas diferentes y lugares para sentarse diferentes, hay alturas distintas también, esto permite a los niños encontrar la manera de estar bien consigo mismo y con los demás y vivir situaciones distintas.

El mismo comedor en otro momento del día, en un contexto de participación.

Se intenta dar valor educativo a los lugares cotidianos, a los gestos cotidianos con un sentido estético y ético porque muestra esa atención y ese cuidado por las cosas de todos.

“El auténtico descubrimiento no pasa por encontrar nuevos territorios, sino en verlos con nuevos ojos”. – Marcel Proust

Muchas veces los niños inventan palabras nuevas que no existen en los diccionarios y sabemos que las palabras son una traducción simbólica del mundo que viven y que perciben.

En el ejemplo de la experiencia con la videocámara, Eduardo de 4 años dijo que es una “tele-entiende”, con lo cual incluimos también estas palabras, estos conceptos importantes que denotan diferentes puntos de vista, distintas perspectivas.

Estas palabras claves dan una idea de escuela como un sistema complejo de relaciones, de comunicaciones y de sucesos múltiples que ocurren temporáneamente.

“Pensar en el margen como un territorio de participación en cuanto a las riquezas que nacen del encuentro entre distintos ambientes”. – Gilles Clément, Manifiesto de paisaje, 2005

En las escuelas se trabaja con la experiencia de los umbrales, los filtros, las transparencias, la potencialidad de la luz.

El umbral es un elemento arquitectónico muy enriquecedor: los filtros, las luces que van cambiando a lo largo del día, a lo largo del tiempo.

Las transparencias asumen identidad. En este caso, el reflejo y la sombra del dibujo pueden florecer una nueva posibilidad representativa.

“La forma de abajo tiene luz y ha aparecido en el cristal de encima, no está dibujada, ha sido atraída por la forma. Ha sido la luz la que se ha metido ahí”. – Sofia, 5 años.

En la interpretación que hace Sofía habla de formas, de esta conjugación entre el trazo, la sombra y la luz, de la atracción como si fuera una energía vital de la gráfica.

Este es el árbol con luz hecho con materiales transparentes que a través de su colocación reflejan luces de colores. La sensibilidad con la luz, sombras, después de muchas experiencias con lenguajes distintos, han hecho que los niños tengan especial atención en luces y reflejos.

“Es el sol que trae afuera los colores, el árbol está con color ahora. Ahora el árbol está contento”. – Elsa, 3 años

Constantemente en los niños se está desarrollando una sensibilidad estética más refinada, de atención a los detalles, de la calidad del ambiente y en la intencionalidad de representar todo esto en sus producciones.

Y estas propuestas de sonido, de visiones, de puntos de vista distintos los llamamos acentos.

 

Aquí se ve la impresión de una imagen del entorno sobre la baldosa de la escuela. No solo es una provocación visual y estética, sino que también abre a la pregunta – ¿cuál es la relación entre la obra real y la impresa? –

En esta mesa de trabajo se ven presentes conceptos que pueden dar pie a distintos puntos de interés. Cuando se prepara un contexto para los niños se intenta tener presente la relación, es decir qué puede ofrecer la posición de estas distintas relaciones que se están ofreciendo.

En esta gran mesa del atelier se ve una serie de preparación de distintos materiales naturales, fotografías, libros con imágenes, gráficas originales, distintos proyectos que abren a preguntas que los niños van a poder acoger e interpretar en una relación recíproca.

Es un proceso que requiere de tiempo, de un planeamiento y su momento de compartir y confrontar con el equipo de trabajo, eso entrelaza distintas visiones, distintos lenguajes y distintas materias. La intención es poner en valor la relación entre tecnología y lo artesanal, alimentando un pensamiento divergente que sirva para promover más ideas y propulsar la investigación.

“La tecnología en los niños produce fenómenos de desequilibrio en su sistema de percepción del mundo, de información y de construcción del pensamiento y del comportamiento.

Son como fuerzas dinamizadoras de nuevos reequilibrios necesarios, capaces de reforzar y de liberar las respuestas de los niños. Es en esta perspectiva que está en juego la bondad, la calidad de los procesos”. – Loris Malaguzzi, 1996

A finales de los años 90, el profesor Malaguzzi veía a la tecnología como una energía capaz de dar nuevas oportunidades de percepción a los niños, de interpretación, de estructuración.

En esta imagen se observa una clase de niños de 24/36 meses ofreciéndoles un contexto inédito para ese grupo, donde el fuera entra dentro, el dentro, en parte, sale fuera y pide a los niños que lo interpreten.

La cámara web colocada en la ventana y proyectada después en la pared muestra este arbusto que el viento mueve.

Una imagen en la pared que se junta con otros objetos que se encuentran ahí: otras plantas, ramas, formas, diferentes objetos que puedan tener relación con la naturaleza, creando esta construcción matérica inédita hecha por proyección, por trabajos de los niños, por otros materiales, por objetos artificiales.

Si se considera la tecnología como un instrumento se podrá obtener de ella algo funcional únicamente, en cambio, el punto de vista de la Reggio Emilia es poder integrar este objeto en el contexto, así podremos leer y modificar este contexto, podremos interpretar el sujeto que se va a investigar.

El mundo se dilata, se expande y ofrece nuevas visiones de sí a los niños que de alguna manera enriquecen sus oportunidades de interpretación.

La relación entre lo natural y lo digital ha sido un elemento que ha connotado las investigaciones en las escuelas de Reggio Emilia en los últimos años, suponiendo una manera de proponer nuevas situaciones, nuevas ocasiones de profundizar y compartir con los niños.

Esta visión genera la idea de proponer una nueva situación a los niños; un relanzamiento para observar cómo los niños interpretan estas hojas, esta levedad, estas flores desde su punto de vista.

Esta experiencia se realizó con niños de 2 años, la textura que se crea en esta hoja blanca fascina a los niños que después se lo llevan dentro de la escuela.

Se puede jugar con las imágenes y con la representación de lo natural y lo digital: al ambiente debemos interpretarlo y entenderlo como un ser vivo, un organismo capaz de transformarse escuchando un tiempo que es cíclico, con esa sensibilidad y fascinación que genera una percepción pluri sensorial.

A los niños les encantan estas experiencias inmersivas, los olores que hablan de sol y de lluvia, expresiones corporales como correr, jugar, parar, descansar, disfrutar de la relación entre amigos.

Esta dimensión de la vitalidad de los ambientes, tanto interiores como exteriores, es uno de los elementos centrales de la experiencia Reggio.

Esta imagen muestra el patio interior de la escuela, un jardín abierto y pavimentado que está rodeado de cristales en toda su amplitud y altitud. Este lugar favorece la composición y la investigación científica en relación con los diferentes sujetos vivos de la naturaleza y que con el tiempo cambia profundamente.

Es un lugar muy interesante también desde el punto de vista arquitectónico por ser un espacio a cielo abierto que permite una relación visual con todos los espacios que la rodean, y lo que hace es sentir partícipes a todos los que no estén realizando la experiencia a través de la observación.

Posted in Miradas ReggianasTagged arcoiris, buenos aires, dialogo, escuela primaria, experiencia, formación docente, jardin de infantes, jardin maternal, la plata, miradas reggianas, multiples puntos de vista, percibir

La cultura del Atelier y el rol del atelierista

Posted on 19 mayo, 202114 junio, 2024 by Alina Varela

A cargo de Francesca Manfredi, atelierista de la escuela infantil y primaria “Loris Malaguzzi” de Reggio Emilia desde el año 2009.

La figura de la atelierista nace en las escuelas de Loris Malaguzzi (0-3 y 3-6) pero, en la actualidad, el atelierista trabaja en todas las instancias (0-6 y 6-11).

“Para mi es una experiencia formativa que sigo reviviendo día tras día donde todos mis saberes se fueron transformando en un diálogo constante y cotidiano con los niños, las familias, las maestras.” – Francesca Manfredi

El atelierista es una figura profesional interna que no tiene formación pedagógica, sino que su formación es artística.

Con la irrupción de la presencia del atelierista y con los atelieres que entraron en las escuelas 0-3 y 3-6 en los años ´60 y ´70 cobraba forma esa intuición del profesor Malaguzzi de crear un diálogo entre pedagogía y arte, un diálogo que puede parecer difícil: se trata de un encuentro entre pedagogía y arte poco habitual ya que el arte muchas veces se considera una disciplina y no tanto algo relacionado con la creatividad y, por lo tanto, innato en el ser humano.

Ese encuentro fue transgresor para la época, quiso romper con una escuela que separaba y que parcelaba los conocimientos y promover un tipo de personas y un tipo de conocimientos unitario, sistémico y complejo.

“El atelier siempre nos compensó. Produjo una irrupción subversiva, una complicación y una instrumentación capaz de proporcionar riquezas de posibilidades combinatorias y creativas entre los lenguajes y las inteligencias no verbales de los niños, defendiéndonos de las logorreas y de esa pseudo cultura de la cabeza-contenedor que aún al día de hoy es el modelo que da la mayor impresión de progreso cultural y la mayor depresión desde el punto de vista del aumento efectivo del conocimiento.” – Loris Malaguzzi

Todos los adultos que trabajan con niños deben ser muy conscientes constantemente de que todas las experiencias de los niños (los que viven dentro y fuera de la escuela) son constructoras y portadoras de significados, de preguntas y de hipótesis que los niños dan forma y expresión con una gran pluralidad de lenguajes.


“Sentirse entero para el niño y para el hombre es una necesidad biológica y cultural: un estado vital de bienestar (…)

La especie humana tiene el privilegio de manifestarse a través de una pluralidad de lenguajes. Todos los lenguajes expresivos se desarrollan en la experiencia. De estos lenguajes, el niño es sujeto constructivo y coautor.

Todos los lenguajes tienen el poder de convertirse en fuerzas generadoras de otros lenguajes.

Todos los lenguajes tienen la necesidad de vivir en igual dignidad y valorización, en plena solidaridad con una competencia cultural adecuada del adulto y del entorno.”

Palabras publicadas de un artículo de Loris
Malaguzzi en la revista Zerosei, 1983.

Ejemplo 1

Pintura realizada por Linston de 5 años, a partir de una interpretación de él, es una representación de una col marchita que estaba en la mesa de trabajo donde los niños iban observando día tras día su transformación.

“El tiempo la ha hecho cambiar de forma, ahora se ha convertido en una forma de vida que se enrolla, y el tiempo le ha quitado su color.”

Linston utiliza esta metáfora lingüística para expresar lo que siente a partir de estas experiencias: por un lado, la transformación de este cuerpo que se va modificando y, por el otro, la escucha de la cualidad pictórica de la témpera.

Los educadores tienen la responsabilidad de llevar a cabo una revolución cultural con los niños, dar alas a la imprevisibilidad del lenguaje y su potencialidad estética.

La potencialidad del lenguaje pasa por contemplarlo desde una perspectiva inédita y esto sucede cuando se abandona una perspectiva más didáctica y se busca en profundidad el significado de las cosas que se están investigando.

Ejemplo 2

Observando las plantas y pastizales de la entrada de la escuela, Andrea, de 8 ½ años, sacó varias fotografías y luego mirándolas se detuvo en esta y dijo “el musgo no está sólo, hay pequeñas plantas que están juntitas y se relajan cuando están juntas. Esta se está relajando con el calor.”

Desde el rol de educadores, los adultos se deben preguntar si son capaces, si están lo suficientemente atentos para alimentar y saber captar la belleza ante una situación cotidiana; si son capaces de detenerse ante algo que los maravilla.

Hay que ser conscientes de que no existen cosas poco interesantes, lo que sí existen son personas que están poco interesadas. Los adultos deberán adoptar una actitud humana de ir en la dirección opuesta a la indiferencia.

La escuela tiene la responsabilidad de educar en una dimensión de unidad, con una visión de un aprendizaje amplio, no solo de contenido sino emotivo, sensible, relacional. Se habla de la educación como un bien común, quienes trabajan en el campo de la educación tienen que ser optimistas y tienen que poder concretar las propias palabras.

Esta imagen visibiliza la cultura del atelier: es una forma representativa del darse a conocer, de pasar a la esfera pública, no quedarse en lo privado donde se desarrolla, sino la voluntad de dar un testimonio de la inteligencia de niños y adultos que investigan conjuntamente.

“Una vez a la semana llevábamos la escuela a la ciudad, lo cargábamos todo en un camión y nos íbamos a hacer exposiciones al aire libre. Los niños estaban felices. La gente nos miraba, se asombraba, preguntaba.” – Loris Malaguzzi

Se habla de una experiencia vital, abierta, que se quiere mostrar para generar un debate, para construir pensamientos, reflexiones.

La escuela debe ser capaz de producir cultura, reflexión, de mirar a lo lejos, de ir a pintar a lo más alto, de soñar; pero también de crear las condiciones cotidianas y concretas para que los niños expresen sus posibilidades: una de esas condiciones fue la invención del atelier y la decisión de tener una atelierista dentro de las escuelas de Reggio Emilia.

Ejemplo 3

Esta foto es de una documentación que muestra un gesto muy delicado por parte de Alesio de 2 ½ años que acaricia una margarita y dice “me ha tocado”, devolviendo con esta simplicidad muy eficaz ese sentido de reciprocidad, de relación, de intercambio que viven los niños con lo que conocen.

Malaguzzi habla de las manos, unas manos que en lugar de aburrirse pudieran, con gran alegría liberadora, volver a conversar con la mente; manos inteligentes, manos que realizan experiencias, que conocen el mundo.

Es muy interesante la inteligencia de las manos de los niños en la pluralidad y en la cualidad de los gestos que utilizan para conocer cosas.

Las manos conocen el mundo, las manos formulas preguntas, las manos crean cosas, crean objetos a través de materiales distintos con instrumentos que suelen pertenecer al mundo fuera de la escuela porque se consideran inadecuados o peligrosos para ellos; aunque lo inadecuado es, en verdad, la simplificación.

También la reducción de posibilidades de conocer cosas, así como la construcción de una corresponsabilidad.

El lenguaje gráfico ayuda a los niños a construir sus teorías, a darles forma y a acompañar sus argumentos con palabras.

Ariana es una niña que tiene 6 ½ años, nos dice “cuando tocas, estás haciendo la pregunta que te hacen los dedos; esta pregunta llega al cerebro, esta idea que han tenido los dedos es como un polvo que entra dentro nuestro”, y acompaña este dibujo para reflejar su teoría del encuentro con los materiales, de todas estas preguntas, de estas ideas que surgen a partir del contacto con los materiales a través de las manos.

Las manos cuando entran en contacto con materiales como alambres, metales logran encontrarse con problemas constructivos que solo la propia materia puede ofrecer.

Solo el encuentro cotidiano con los materiales puede dar pie a un dominio, a una sensibilidad de los gestos para dar formas de representación a los objetos.

En la siguiente foto se pueden observar unas manos que, con mucha atención, están trabajando para construir todos esos matices, todas esas intensidades de grises y eso es gracias a un dominio de la mano y de los materiales.

El dibujo es la representación de una teoría que están elaborando niños de 6 años acerca del perfume: “el perfume va al brazo y del brazo se abre al cuerpo y aquí es donde el perfume es más fuerte y donde puede ser más profundo”

Los dibujos pueden ser muy eficaces al momento de representar elementos invisibles o imágenes mentales que los niños construyen jugando o hablando entre ellos.

George, de 7 ½ años, comenta “las manos son como las raíces de una planta que la ayudan a crecer”.

Loris quería que el atelier fuera un lugar que permita integrar al grupo de trabajo de la escuela a la atelierista pero también un lugar donde investigar, intercambiar y conocer los lenguajes expresivos, dando lugar a la cultura de grupo entre docente y atelierista.

Al poco tiempo, se crearon también los mini atelier que son espacios íntimos, cotidianos más reducidos para ir en pequeños grupos para sedimentar todos los trabajos y dar alas a la investigación que llevan consigo niños y adultos.

En esta imagen se puede observar a todo el grupo de 2 años en el atelier donde los espacios no están separados pero la distribución muestra un foco específico con trabajos diferentes, con posibilidades claras pero siempre en una interrelación con los distintos espacios.

Todos los niños se encuentran en un mismo espacio en una distribución natural como si hubiera una autoorganización pero que está comandado por un adulto que guía el trabajo que se está desarrollando pero permitiendo ese tránsito permanente entre unos y otros.


Para los niños es muy importante frecuentar los distintos lenguajes, los distintos materiales cotidianamente en la clase y no solo en un espacio dedicado (atelier).

El atelierista trabaja constantemente con la maestra para dar forma a los contextos cotidianos de aprendizaje, generándose un intercambio de competencias entre el grupo de trabajo.

El atelierista no es un experto externo sobre técnicas de arte, que trabaja de forma separada a lo que es el proyecto y las didácticas cotidianas.

El atelier no es un laboratorio de arte donde ir algunas horas programadas; no se intenta imitar ninguna obra o técnica de algún artista; la cultura del atelier no es un poco de colorete en una superficie de una escuela que no cambia las decisiones culturales y pedagógicas más profundas.

La cultura del atelier:

• Es un agente transformador de la escuela.

• Es un impulso a la investigación.

• Es la manera de dar forma a las ideas.

• Es una mirada sensible y empática.

• Es un diálogo sensible con la materia.

• Son los 100 lenguajes.

• Promueve reflexión sobre la contemporaneidad.

• Es el pensamiento proyectual que regenera los contextos cotidianos.

• Mantiene unidos teoría y práctica.

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